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Primarias: quién pensara que iban a ser bendición para el PSOE canario se equivocó de medio a medio. La elegancia y el estilo desplegado en el combate Borrell-Almunia, según desciende el escalafón, va pringando al PSOE hasta dejarlo hecho unos zorros.
El pleito entre Saavedra y Navarro es paradigmático: el nuevo le recuerda al viejo que es un dinosaurio, y el dinosaurio replica que el nuevo no tiene futuro. Si la cosa quedara ahí, tampoco pasaría a mayores, visto el desinterés del público en general y la militancia socialista en particular por un proceso que lo único que está aportando es confusión y mala sangre.
Habría que preguntarse qué sorprendente e inconsciente resorte ha tocado Gabriel Navarro en el cerebro saavedrino para que un tipo de natural tan apacible y distante como Saavedra, se revuelva contra un oscuro directivo de Salcai a quien -en otras circunstancias- ni siquiera se habría molestado en fustigar con su aristocrático desdén.
Para Saavedra, el mero hecho de verse sometido a unas primarias, y más el tener que enfrentarse a alguien sin pedigrí, como Navarro, debe representar un sufrimiento enorme. Después de veinte años de ininterrumpido reinado en el PSOE canario, elegido y reelegido una y otra vez por cooptación entre sus iguales, tener que pasar la reválida democrática de las bases frente a Navarro debe ser realmente frustrador. Y crispante: no de otra manera se pueden explicar los errores en la campaña saavedrina de primarias.
Pero si falta de estilo y las injerencias de la dirección son la tónica de la pelea entre Saavedra y Navarro, según se baja, las primarias verdulean sin recato en riña de mercado: las declaraciones de algunos precandidatos contra otros precandidatos deberían ser sometidas a la inquisición de las comisiones de conflictos.
Pino Martel parece haber sido contratada por el PP para desprestigiar a los candidatos socialistas con más posibilidades. Y Pino no es la excepción: en Tenerife el `tono’ de las primarias es batasuno. Quizá sea que no estamos acostumbrados al vitriolo característico de las primarias norteamericanas, o quizá esperemos que el PSOE sea capaz de sobrevivir al proceso sin perder esa seña de identidad del socialismo canario que fue la unidad de acción.
Sea por lo que sea, si el ‘efecto Borrell’ no logra que los socialistas vuelvan a La Moncloa, todo esto se recordará como un siniestro error, como un experimento fallido. Si Borrell gana, entonces tendremos que ir acostumbrándonos: las primarias serán la nueva religión.
Colchón:
Si la falta de estilo y las injerencias de la dirección son la tónica de la pelea entre Saavedra y Navarro, según se baja, las primarias verdulean sin recato en riña de mercado