a babor
El viejo me dijo que un hombre debe perpetuarse plantando un arbol, escribiendo un libro y teniendo un hijo. Le hice caso: planté mi arbol, pero se secó a los dos meses. Después he plantado algunas lechugas y un par de zanahorias, cosa vegetal y alimenticia, en suma. También escribí un par de libros (en conjunto se vendieron tres ejemplares, uno lo compró mi madre y otro el Servicio de Documentación del Gobierno de Canarias. El tercero no sé, quizá Max Trapero). En otro orden de cosas, mi mujer ha tenido dos hijas. Ella dice que para el esfuerzo que hice, tampoco me quedó tan mal. He cumplido, pues: el viejo no debería quejarse. Y no lo hace, pero cuando me ve, le entra la risa.
En el resto de mi biografía hay de todo: me han detenido un par de veces por escándalo público (con dos copas encima me encanta bañarme vestido en Las Canteras). Hacienda me hace la paralela un año sí y el otro también, pero no porque yo padezca una insana y corriente tendencia a evadir impuestos. Es que nunca se me dieron bien las matemáticas… He montado una empresa y la he arruinado por lo menos cuatro veces. Y he viajado mucho. Eso sí: de joven viajaba colgado de un cigarrito de la risa y tenía visiones trascendentes. Me creía Santa Teresa. Ahora viajo en turista cuando pago yo y en primera cuando me invitan -una vez, a una presentación de un coche-. Presumo de conocer más de medio centenar de países, pero hago trampa, incluyo los más pequeñitos: Andorra, Mónaco, Ciudad del Vaticano, Luxemburgo, Cabo Verde y sitios así… también las antiguas repúblicas de la URSS.
Soy como el replicante de ‘Blade Runner’, sólo que tirando a obeso: he visto cataratas enormes y manadas de elefantes y auroras boreales. He escuchado a los negros cantar blues en las iglesias como si fueran angeles oscuros, he sentido el sol de medianoche en el Circulo Polar, y he estado en el interior de las pirámides y en los gats de Varanasi. He visto los Andes (desde lejos), el desierto de Arizona (desde encima) y a las mujeres polinesias mover la cintura (prefiero no especificar desde dónde). He visto a Walesa ganar la huelga general, he escuchado a Fidel pronunciar un discurso de siete horas y a Violeta Chamorro jurar con lágrimas en los ojos que sería presidenta (lo fue). He visto masas e individuos, revoluciones y concilios… He visto tanto que creí que lo había visto ya todo.
Hasta ayer: lo que nunca había visto -y no creí poder ver en toda mi vida- es a un diputado al Congreso renunciando voluntariamente al escaño.
Colchón:
He visto los Andes (desde lejos) y el desierto de Arizona (desde encima) y a las mujeres polinesias mover la cintura (prefiero no especificar desde dónde)…