a babor
Domingo González Arroyo contestó por primera vez ayer a las acusaciones vertidas contra en los últimas días, y eligió para su respuesta la técnica menos gallarda: nada de rueda de prensa, nada de comparecencia pública, nada de declaraciones exclusivas a un medio de comunicación. Para dar la réplica a las cinco denuncias acumuladas, González Arroyo optó por el envio a los medios de comunicación de un comunicado tan mísero en su redacción, que podría decirse que más que escueto ha resultado esmirriado.
Ya sabemos que el Marqués es más de darle a la lengua que a la tecla, pero la verdad es que no se explica que para tamaña respuesta tuviera el hombre que tomarse tanto tiempo. Quizá lo haya dedicado a aprender como funciona una máquina de escribir, porque el comunicado no contiene por ningún lado la ‘bomba’ informativa con la que el senador por Fuerteventura había amagado ante algunos compañeros suyos durante la celebración de la Convención regional del PP canario.
La línea argumental de las escasas líneas redactadas por González Arroyo o por sus asesores literarios ha sido la de desmentir primero -con dos semanas de retraso- cualquier vinculación con los hechos denunciados, asegurar acto seguido que no piensa renunciar a ninguno de los cargos que lo convierten en el político más pluriempleado de Canarias (alcalde, diputado regional, senador y presidente insular del PP), y concluir anunciando que se ha decidido a contratar los servicios de un catedrático de Derecho Penal. Gonzalez Arroyo ha elegido bien. Nada menos que al doctor José Luis Rodríguez Ramos, catedrático de Derecho Penal de la Complutense de Madrid, al que ha instruido para que presente querella por los delitos de calumnia e injurias contra el arquitecto municipal Casto Martínez Berriel, por entender que los hechos denunciados por este ante la fiscalía son «radicalmente falsos» y «desprecian temerariamente la verdad».
Que un tipo de natural tán rápido como el Marqués se tome dos semanas para buscar abogado y redactar un comunicado puede significar varias cosas. Por ejemplo, que se siente seguro de que este asunto no le desgasta demasiado, como parece demostrar ese abracadabrante sondeo, según el cual, la mayoría de los majoreros conocen las supuestas trapisondas denunciadas por el arquitecto Casto y las aceptan. La otra explicación a tanta lentitud es más cruel, sobre todo porque fue ayer planteada por uno de sus propios compañeros: el Marqués ha tardado en contratar abogado porque nadie quiere defenderle.
Colchón:
El Marqués es más de darle a la lengua que a la tecla, pero no se explica que para tamaña respuesta tuviera el hombre que tomarse tanto tiempo