a babor
Antes de aquél nueve de noviembre que lo cambió todo, se denominaba ‘kremlinologos’ a los analistas de la ‘nomenklatura’ soviética especializados en las idas y venidas del Primer Secretario por su vivienda particular. En los tiempos de antes de la caida del muro, se creía que lo que se cocía en las estancias y pasillos del Kremlin era de enorme importancia para todo el planeta. Después el comunismo se fue al garete, con Gorbachov y la ‘perestroika’ hicieron un paquete y el tal Boris Yeltsin se fue a vivir a las habitaciones antaño ocupadas por Stalin primero y por sus cinco sucesores después. Desde entonces no hay ya ‘kremlinologos’, pero no creo yo que sea porque a los servicios de información occidentales no les interese saber qué ocurre en los alrededores de la antigua Plaza Roja de Moscú, sino más bien porque hoy resulta imposible analizar los comportamientos o predecir los actos de este caballero -don Boris- con tendencia a la dipsomanía, el pellizco inoportuno y el gatillo facil.
Pero si la irrupción de un personaje como Yeltsin en la política internacional ha terminado con las carreras profesionales de un montón de analistas, quizá podamos plantear alguna fórmula de reciclaje para los más preparados. Coalición Canaria, sin ir más lejos, podría contratar a un par de ellos y utilizarlos la próxima vez que tenga que negociar con Dimas Martín, a ver si les sale mejor que esta vez, que les ha quedado de lo más ridículo. Porque lo de Dimas es mucho.
No se usted, pero yo hace tiempo que he desistido de entender sus actuaciones: después de pelearse con todo su partido, el PIL, para intentar que saliera el acuerdo con Olarte en las precisas condiciones que Olarte quería, ahora abandera el reagrupamiento de todos los de la Plataforma Canaria Nacionalista y le dan mismamente a Coalición con el voto en las narices. Osea, que en estas elecciones tendremos en Las Palmas dos candidaturas nacionalistas: la de Mauricio por un lado, y por otro la de Dimas más Fonfín más el PNC enfadado más los nacional-insularistas de Gregorio Toledo. Todos juntos se presentan con la certeza de no comerse una rosca en las urnas, pero con la aviesa intención de impedir que la CoCa obtenga el segundo diputado, que es precisamente el que permitiría la existencia de grupo canario en el Congreso. Y esto justo dos días después de que el propio Dimas haya asegurado su intención de apoyar las candidaturas nacionalistas, y después de que el honorable Honorio haya emprendido su esperado tránsito hacia el PP.
Lo dicho, que si algún experto analista de los que antes trabajaban para la CIA o el Departamento de Estado es capaz de entender qué diablos ocurre con los que se denominan nacionalistas en Lanzarote, que lo ponga en un pizarrín y nos lo explique: a mí por insana curiosidad. A Olarte para curarle el sofoco. Y a los del PP se lo puede explicar cobrandoles una pasta gansa, que la alegría y el contento vuelven a la gente generosa.