¿me escuchas? 
Desde que se inventaron los teléfonos móviles –y ojalá se pudra en el infierno el tipo que dio con la idea y la puso en práctica- todo el mundo anda colgado con el aparato en la oreja y yo he escuchado cómo una amiga entablaba conmigo una conversación intrascendente mientras de fondo se oía el ruido de la cisterna del cuarto de baño. El maldito móvil es como una droga, crea adicción y provoca daños irreparables en la relación de las personas.


Mi amiga, la de la cisterna del baño, no concibe que no descuelgues el jodido teléfono cuando te llama y ha diseñado un pérfido sistema de encuentro que consiste en a) llamarte por la mañana para quedar por la tarde, b) llamarte por la tarde antes de salir para confirmar que hemos quedado, c) llamarte de nuevo para decir que ya va a salir de casa, d) llamarte para comunicarte que está en camino, e) volver a llamar para confirmar que no te retrasas, f) comunicar contigo para comprobar que el sitio al que se dirige es el acordado, g) llamar para decir que está llegando y exclamar ¡pero si ya te veo!, y acto seguido colgar el puñetero teléfono móvil.
Pero ahora, además de hablar como posesos por el móvil, destrozar el idioma con los sms, hacer fotografías, jugar y navegar por internet, he descubierto que te pueden espiar. Me ha hecho caer del guindo la presidenta del PP de Tenerife, Cristina Tavío, que siempre está a la última y que dice que ha “sentido la escucha”. Así que me he puesto manos a la obra para ver si me pinchan el móvil y lo primero que he hecho es llamar a Marisa Zamora, que además de amiga es diputada de Coalición Canaria. En cuanto ha descolgado le he soltado una barbaridad, del estilo “¿oyes, sabes por fin qué pasó con la sobrina de Paulino?, ¿consiguió el enchufe?, pero de los nervios se le cayó el móvil al suelo y se cortó la comunicación son darme tiempo a sentir nada. Volví a llamarla pero me salió el maldito mensaje el teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura, ¡ya se cargó el móvil!, maldije para mis adentros.
Entonces se me ocurrió llamar a Ángel Llanos, que es del PP y seguro que tiene el móvil pinchado. Por supuesto, el concejal popular estaba disponible, nos saludamos con cordialidad, puso a caldo de pota al equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Santa Cruz, arremetió contra Nacho, contra Ángel Isidro, realizó insinuaciones contra Guigou, habló del desprestigio del PSOE en la capital santacrucera, me contó con pelos y señales la magnífica gestión que había hecho en el ayuntamiento y se mostró satisfecho del éxito que tiene en facebook… Y tres cuartos de hora después seguí sin sentir nada, así que me despedí amablemente y corté la comunicación.
Luego caí en la cuenta de que las escuchas se las hacen entre ellos, entre los políticos. Se escuchan unos a otros pero no se entienden. Así le va a este país. ¿Y por cierto, me puede aclarar alguien si por fin enchufaron a la sobrina de Paulino?
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