a babor

Al final, Pérez Duque ha decidido seguir apuntalando a Chana Perera en el Cabildo conejero, y aquí paz y en el cielo gloria, y también más cosas.
Una es que el PSOE de Lanzarote (sobre todo una parte especial y concreta del PSOE de Lanzarote) se queda a dos velas, quitándose la tiña de la piel con espátula y soplete. Y es que no resulta de mucho recibo pasarse la vida -los últimos cien años más o menos- poniendo a Dimas a caer de un burro, y a la primera de cambio estar dispuesto a olvidar las pasadas afrentas y a tirarse en los brazos del denigrado a cometer fornicio y adulterio. El espectáculo ha sido de los que da gusto ver bajo la carpa, y además han hecho el payaso para nada. Porque ocurre con la espectativa de poder que a veces engaña y se convierte en una venda sobre los ojos que nos hace perder totalmente visión y perspectiva. Los socialistas conejeros se han pringado con esta fallida operación hasta el mismo tuétano por desconocimiento u olvido de una verdad elemental muy util en política, que es aquella que asegura que no debe repartirse la piel del oso antes de haber sido éste cazado. Convencidos por los devaneos de Pérez Duque de que la pieza estaba ya en la trampa -una buena pieza doña Chana, por cierto y dicho sea sin ganas de molestar-, algunos socialistas olvidaron que ciertas palabras y frases (las acusaciones de deshonestidad y prevaricación vertidas reiteradamente contra Dimas, por ejemplo) pesan tanto que no se las lleva el viento… No se las lleva el viento tampoco para los actuales adversarios de Dimas, que después de haber crecido de sus pechos para luego ponerlo de chupa de dómine, tienen -ellos precisamente- el descaro de censurar a los socialistas por intentar pactar con la tropa disidente. Más bonitos habrían estado callados los antiguos compañeros de viaje, en vez de rasgarse las vestiduras hipócritamente. Si el PSOE ha quedado de ridículo total, ellos de ridículo y medio. Al final, aquí el único coherente va a ser Dimas, que sigue estando en el mismo sitio y de la misma forma: igual de venado que siempre.
Otra consecuencia del baile de la yenka con el que nos ha obsequiado el consejero Pérez Duque es que Dimas se va a quedar con las ganas de pasar a cuchillo a los traidores, objetivo último y casi único de una censura insostenible. Es una pena: una buena ‘vendetta’ siempre anima el cotarro, y en Lanzarote no vendría mal que corriera un poco de sangre babieca.
Pero si de algo puede servir este envite es para que se cumpla una de las sentencias del consejero de las dudas, este Pérez Duque que al final no necesitó hacérselo de ‘Quinto hombre’, porque ganó su batalla particular contra el señor en la sombra del nuevo Cabildo, Honorio García Bravo. Para que «las figuras de Honorio y Dimas desaparezcan del entorno del Cabildo y no se produzcan ingerencias externas de ningún tipo».
Que así sea. Dios lo quiera. Ojalá. Amen.