Casi 24 meses después de los últimos resultados electorales regionales la situación real del panorama nacionalista en el Archipiélago no es, precisamente, un cuento de hadas, aunque hayan podido vadear la crisis gracias a que Paulino Rivero consiguió que las siglas CC volvieran a aposentarse en la Presidencia del Gobierno por decimocuarto año consecutivo. El problema, bastante camuflado hasta el momento, es que no tiene garantizado el inicio del decimoctavo, allá por 2011.
Tal y como están las cosas, y pese a que el olor a salmón y la conspiranoia en la que se ha instalado Soria han conseguido desviar la atención mediática, no es un secreto que los nacionalistas ‘riverianos’, tras no poder revalidar la posibilidad de tener tres diputados en el Congreso en marzo, han ido perdiendo su posición de fuerza orgánica en el proyecto nacionalista, que sigue arrastrando la debacle sufrida en Gran Canaria y que tiene a los palmeros, majoreros y herreños con el díptero zumbándoles cerca del pabellón auditivo, tomando posiciones orgánicas y de poder lo suficientemente estratégicas como para dar el asalto final si es menester en el Congreso que deberá elevar a los altares al próximo candidato a la Presidencia, quizás ayudados ahora por los gomeros e, incluso, por los majoreros hasta ahora más afines al Paulinato.
Y es que estos dos últimos sectores constataron hace un año que ante el primer problema serio que tuvieron, el Pacto con el PP no les permitió mantener las alcaldías de La Oliva, Valle Gran Rey y San Sebastián de La Gomera. Por no hablar de que tienen las meninges bastante abultadas ante el apretamiento de tuercas al que está siendo sometido el grupo parlamentario para que la reprobación del jueves sea derrotada por 34 votos. Ni uno menos.
Por ello, los fieles escuderos de el sauzalero están desesperadamente trabajando por la reunificación del nacionalismo que con tanto empeño y meticulosidad la propia CC se empeñó en destrozar en la última década y media. Todos los muertos y heridos que las mañas riverianas han dejado por el camino son llamados ahora nuevamente a tomar la quijotesca pócima de Fierabrás para resucitar y sanar después de conseguir que en el otoñal cónclave regional Paulino no pudiera seguir controlando el invento nacionalero.
Ni Tomás Padrón ni Antonio Castro ni, lo que es más importante, varios de los ‘pesos pesados’ de CC en Tenerife, estuvieron por la labor de dejar que Rivero siguiera manejando en la sombra el timón de una nave que cada vez va más a la deriva, y tampoco quieren que siga intentando capitanear el barco gubernamental dentro de dos años. CC está en plena efervescencia, y si los socialistas se estuvieran calladitos un par de meses, o al menos hablaran muy bajito, todo el mundo podría escuchar el ruido de las burbujitas que están explotando en la superficie nada plácida del proyecto que lleva 16 años ininterrumpidos gobernando en las Islas. ¿No oyen?Pop, pop, pop, ssshhshhshshhhhh
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